Querida María
Celebro una vez más tu cumpleaños y comparto tus recuerdos.....
Doy gracias por tener una hermana, y una hermana como tú…
Nuevamente como cada año que pasa vuelven a la memoria aquellos tiempos lejanos de la infancia, cuando correteábamos por los montes perdidos de Venezuela con machete en mano construyendo nuestro club… los días en el colegio en Colombia en el que mi hermana pequeña se interesaba por mí preguntando a los profesores, cómo estudiaba. Oigo aún tu risa burlona en Trinidad al descubrir que me había puesto los calcetines del revés, nuestras competiciones a ver quién comía más guindillas picantes en vinagre… el incendio de las cortinas y casi de la casa por jugar a las cocinitas…
Te doy las gracias por tu infinita paciencia en los tiempos que te pedía hacer mil un recaditos, -cómprame, tráeme, llévame- Por las veces que has aguantado mis pequeñas manías y estabas siempre dispuesta a echarme una mano. ¿Te acuerdas de las famosas tenacillas? Todavía vivo de ese descubrimiento tuyo y te tengo presente cada vez que las utilizo.
¡Hoy me alegro nuevamente contigo!
Quisiera celebrar por adelantado esa tercera edad que dentro de nada nos estará pisando los talones. Y tal vez esa cuarta cuando con lagunas mentales, dolores en la espalda, el crujir de las rodillas y achaques varios podamos seguir apoyándonos la una en la otra. (jeje menudo futuro te espera si llegamos)
Y llegado este momento levanto mi copa para hacer un brindis contigo por todos esos años, por los que han de venir y sobre todo por el presente para que podamos seguir contagiándonos la alegría de vivir, y trabajar juntas en este blog de cocina, al que tanto cariño tenemos y tanto te debe.
Te deseo toda la felicidad que te mereces, rodeada de los que te queremos.
Chin Chin, a tu salud…
… Y como dijo John Lennon: don't let me down!!!! And stand by me…
Celebro una vez más tu cumpleaños y comparto tus recuerdos.....
Doy gracias por tener una hermana, y una hermana como tú…
Nuevamente como cada año que pasa vuelven a la memoria aquellos tiempos lejanos de la infancia, cuando correteábamos por los montes perdidos de Venezuela con machete en mano construyendo nuestro club… los días en el colegio en Colombia en el que mi hermana pequeña se interesaba por mí preguntando a los profesores, cómo estudiaba. Oigo aún tu risa burlona en Trinidad al descubrir que me había puesto los calcetines del revés, nuestras competiciones a ver quién comía más guindillas picantes en vinagre… el incendio de las cortinas y casi de la casa por jugar a las cocinitas…
Te doy las gracias por tu infinita paciencia en los tiempos que te pedía hacer mil un recaditos, -cómprame, tráeme, llévame- Por las veces que has aguantado mis pequeñas manías y estabas siempre dispuesta a echarme una mano. ¿Te acuerdas de las famosas tenacillas? Todavía vivo de ese descubrimiento tuyo y te tengo presente cada vez que las utilizo.
¡Hoy me alegro nuevamente contigo!
Quisiera celebrar por adelantado esa tercera edad que dentro de nada nos estará pisando los talones. Y tal vez esa cuarta cuando con lagunas mentales, dolores en la espalda, el crujir de las rodillas y achaques varios podamos seguir apoyándonos la una en la otra. (jeje menudo futuro te espera si llegamos)
Y llegado este momento levanto mi copa para hacer un brindis contigo por todos esos años, por los que han de venir y sobre todo por el presente para que podamos seguir contagiándonos la alegría de vivir, y trabajar juntas en este blog de cocina, al que tanto cariño tenemos y tanto te debe.
Te deseo toda la felicidad que te mereces, rodeada de los que te queremos.
Chin Chin, a tu salud…
… Y como dijo John Lennon: don't let me down!!!! And stand by me…
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